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Conferencia en los cursos de verano sobre
Retos 2030 del Paisaje Urbano Histórico organizado conjuntamente por La Dirección de Planificación Territorial y Agenda Urbana de Gobierno Vasco y la Cátedra UNESCO de Paisajes Culturales y Patrimonio (UPV/EHU).
Hablamos sobre varios ejemplos tanto locales como internacionales de procesos de ocupación como forma de apropiación, cuidado, y protección del patrimonio.
Una de las cosas más importantes del movimiento ocupa es entender y socializar que el derecho a la vivienda, que el derecho a los equipamientos públicos y que el derecho a la cultura es más importante que el derecho a la propiedad. Es algo sobre lo que es pertinente seguir reflexionando hoy por parte de quienes nos ocupamos sobre la arquitectura, el urbanismo y la vivienda.
En la la Nueva Agenda Urbana aprobada en la Cumbre de las Naciones Unidas Hábitat 3, que se entrecruza con la Agenda 2030, se recoge por primera vez el derecho a la Ciudad como un derecho humano. El Derecho a la Ciudad, tal y como lo formuló el filósofo francés Henry Lefebre en 1968, es el derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar las ciudades.
No se trata, por lo tanto, únicamente, de formular nuevas políticas orientadas a hacer políticas de justicia y sostenibilidad social económica y medioambiental. Se trata también de producir el derecho a la ciudad por medio de nuevos procesos que superen las lógicas jerárquicas y burocráticas; nuevos procesos que superen las viejas formas de institucionalidad que reservan a la ciudadanía un papel pasivo de receptor de servicios.
Implica abrir la gestión de servicios sociales, culturales, educativos, de salud a la ciudadanía. Implica también abrirse a la innovación social. Las sucesivas crisis de los últimos años han estimulado innumerables y ricas experiencias de innovación social. Innovaciones que requieren rediseñar nuestros sistemas de gobierno para canalizar las nuevas formas de participación y de producción de conocimiento y de producción de ciudad.
Negar esa posibilidad provoca daños irreparables como por ejemplo la destrucción del patrimonio heredado (incluyendo multitud de edificios protegidos), conservando sólo algunas fachadas como piezas de la escenografía urbana y de acuerdo con un proceder inmobiliario de difícil justificación.
Experiencias como las mostradas en esta presentación han facilitado aprendizajes y aportes muy valiosos: el apoyo mutuo, las sinergias y la interlocución entre iniciativas ciudadanas, la universidad, y administraciones públicas…
El trabajo conjunto entre esos agentes permite poner en marcha dinámicas y lógicas de intercambio, de interdependencia y trabajo no competitivo que son necesarias para la construcción una ciudad inclusiva y colaborativa.