12 Urt ARCAS URBANAS
Recientemente hemos comenzado a leer la obra Lo-TEK: Design by Radical Indigenism de Julia Watson (Ed. Taschen, 2019). Una publicación que aborda la emergencia de paisajes ejemplares a través de las interacciones sostenidas y beneficiosas de comunidades con su entorno. En una cita directa al antropólogo Fikret Berkes, la autora resume las cualidades que propician estos modelos:
1) El conocimiento exhaustivo de las plantas, animales, suelos y paisajes por parte de las comunidades implicadas.
2) La gestión de los recursos a través de prácticas, herramientas y tecnologías accesibles que propician la diversidad y no la agotan.
3) La aparición de instituciones de gobernanza singulares, distribuidas y flexibles que permiten la autocorrección del sistema.
4) El afloramiento de manifestaciones artísticas, creencias y ritos que transmiten y actualizan dichos vínculos en la comunidad.
Atendiendo a la capacidad de estos colectivos para entrelazar recursos aparentemente desvinculados en prósperos ecosistemas, podríamos aventurar que la escasez o abundancia de una realidad también depende de nuestra capacidad para establecer relaciones creativas y sostenibles con presencias no siempre contempladas.
Seducidos por esta idea y salvando las distancias, disponemos a continuación un conjunto de notas que hemos ido recopilando sobre nuestras experiencias urbanas y sobre lecturas que las han ido consolidando o problematizando. Fragmentos que, de manera ambigua, también podrían leerse como una arqueología ficticia de una comunidad en ciernes. Una colectividad con capacidad para precipitar paisajes urbanos más simbióticos a través de la alineación paulatina de conocimientos, prácticas, instituciones y expresiones culturales más situadas y sostenibles.
Pensamiento salvaje
E. Smith Bowen narró amenamente su confusión cuando, desde su llegada a una tribu africana, quiso comenzar por aprender la lengua… “para estas personas las plantas son tan importantes, tan familiares como los seres humanos… Me encuentro en un lugar en el que cada planta, silvestre o cultivada, tiene un nombre y un uso bien definido, en el que cada hombre, mujer y niño conoce centenares de especies.» (El pensamiento salvaje, Levi Strauss, p.22, Ed. Fondo de Cultura Económica, 1964)
Recolectores urbanos
A principios de agosto fuimos a cenar al Puratasca, un bar del barrio sevillano de Triana. Nuestra mesa estaba justo debajo de uno de los árboles alineados de la calle. Entonces llegó un hombre pakistaní en bicicleta, la apoyó en el tronco, desplegó una bolsa medio llena y empezó a recoger fruta. Entonces nos dimos cuenta de que en realidad era un limonero. El único de toda la calle, según nos explicó. Le indicamos que en el lado de la mesa había una rama con grandes piezas. Nos pidió permiso para acercarse y solo tomó uno amarillo… “uhm, ¡están muy buenos! Los otros los dejaré para otro día”. Se despidió y continúo en busca de sus limones urbanos. Al marcharnos, también cogimos uno.
Atlas botánico
Mientras el joven recogía frutas consulté Garden Atlas, una plataforma de cartografía participativa de plantas urbanas que estamos desarrollando desde hace 5 años. Tenía ganas de contarle que allí podría ver donde hay otros limoneros en la ciudad, aunque intuía que él ya lo sabría. Abrí rápido la ficha y descubrí que, de los 307 ejemplares identificados, justamente aquel aparecía como un naranjo amargo. Avergonzado callé y me guardé el teléfono en el bolsillo. Ahora acabo de recordar que teníamos que actualizarlo. Ya hay 308 especímenes en la base de datos de Sevilla. Al hacerlo he tomado conciencia de que el limonero procede del Punjab, entre India y Pakistán.
Amigos de los jardines
Desde hace más de 30 años la asociación sevillana de “Amigos de los jardines de la Oliva” identifica informalmente las plantas de la ciudad y organiza visitas por los parques. A su vez recolectan semillas de especies botánicas a punto de desaparecer y las siembran en un pequeño vivero que ocupa un vacío urbano en el barrio de la Oliva. Cuando los plantones están suficientemente maduros, los trasplantan a colegios y jardines cercanos. Rosa, Jacinto y amigos, exploran así, pacientemente, la diversidad latente de la ciudad y su potencial capacidad reproductiva.
Calles de vecinos
Sobre la mesa hay una antigua postal donde aparece una casa de vecinos sevillana. Es un paisaje exuberante que parece brotar de una multitud de pequeñas decisiones cotidianas y hospitalarias. En esta calle de vecinos coexisten personas y plantas que protegen, embellecen, alimentan, aclimatan…
Las calles públicas, sin embargo, están regidas por ordenanzas y normativas que impiden una implicación directa de los ciudadanos en sus cuidados bajo criterios de seguridad, movilidad, etc. En los márgenes surgen excepciones. El lepero José Manuel Aguaded comenzó hace años a injertar los naranjos amargos de su calle con especies comestibles. Una práctica que se ha ido expandiendo, fomentada por las peticiones concretas de sus vecinas. Ahora el barrio es un vergel de frutales atentamente cuidados.
Ecosistemas artificiales
Más de 300.000 dispositivos de aire acondicionado se propagan por Sevilla. Presentes en más del 80% de las viviendas, representan un 25% de la energía consumida en los hogares y se estima que aumentan entre 1-2 ºC la temperatura urbana. También, es cierto, que evitan muertes por calor y producen entre 1 y 2 litros de agua a la hora. Extrapolando datos, los climatizadores condensan más de 2.000.000 de litros diarios en verano.
La iniciativa “Jardines en el aire” fomenta, como un caballo de Troya, la reutilización de agua condensada por los aires acondicionados para cultivar plantas adaptadas al entorno y así crear un paisaje exterior más fresco, diverso y habitable en Tres Barrios Amate.
Para cumplir con la legalidad vigente, la iniciativa hackea la normativa que permite la colocación en fachada de dichos aparatos, haciendo emerger una suerte de mobiliario urbano vertical que permite albergar no solo máquinas, sino también plantas, nidos, luces o armarios accesibles desde las ventanas…
La ciudad es(casa)
“la calle es una habitación por consenso. Una habitación comunitaria cuyas paredes aportan los que allí viven, entregadas a la ciudad para su uso colectivo” (Louis I. Kahn citado en La calle y la casa. Urbanismo de interiores, Xavier Monteys, Ed. Gustavo Gili, 2017).
Huertos urbanos
Los vecinos de Miraflores, agotados de esperar 20 años la creación de un parque público planificado, decidieron ocupar y transformar un espacio marginal- un vertedero de obras- en un espacio donde pudieran jugar sus hijos y donde cultivar alimentos.
Hoy, es uno de los parques más bellos de la ciudad y aunque en su transcurso ha sufrido sucesivas ampliaciones, la zona más activa sigue siendo la de los huertos. Esta tendencia también se observa en otros parques con experiencias similares, y también se intuye en los datos de la encuesta realizada para conocer el apoyo a la ampliación de la red de huertos públicos en los parques de Sevilla. En ella se constata que el 94% de los ciudadanos secundan la propuesta y también que el 84,5 % desearía cultivarlos.
Precisamente, muchos de los ciudadanos que actualmente los cultivan son pensionistas o parados, personas situadas al margen del mundo laboral que recuperan y reclaman su utilidad social a través de su implicación en estos espacios. Demuestran así su capacidad para crear paisajes hospitalarios en medio de un mundo indiferente e incluso hostil a su existencia. Teniendo en cuenta las previsiones futuras, resultaría aconsejable aprender de estas experiencias para promover situaciones urbanas donde las personas puedan involucrarse de manera activa y significativa en la producción y cuidado de sus entornos vitales.
Ecosistema monetario
En el distrito Rabot, uno de los barrios más deprimidos de Gante, incentivan la implicación de los ciudadanos en el cuidado de los jardines urbanos a través de una moneda social llamada Toreke.
Impulsada por el reconocido economista Bernard Lietaer, la estrategia comenzó con la cesión temporal de parcelas de cultivos a los vecinos, que tenían que ser pagadas en Torekes. Para obtenerlos, previamente era necesario realizar tareas de mantenimiento de jardines, de limpieza pública o de cuidados a la tercera edad. Con el paso del tiempo, los torekes no solo sirven para acceder a parcelas de cultivo en “De Site”, sino también para ser intercambiados por otros servicios como transporte, cine, teatro o compras en locales del barrio. Así, poco a poco, ha ido floreciendo un ecosistema monetario en Rabot con sensibilidad para reconocer y retroalimentar los cuidados en el barrio.
Jardines en el aire (1)
Seducidos por la posibilidad de explorar otras vías de producción y mantenimiento de la vegetación urbana, la iniciativa Jardines en el Aire lanzó un perfume, cuyos beneficios se destinan al programa de arte y ciencia ciudadana en la Asociación Educativa de La Candelaria. El aroma, compuesto por Barnabé Fillon, articula una experiencia que moviliza esencias de plantas que crecen en el patio de la asociación, las calles aledañas o el cercano parque Amate. Entre los criterios que motivaron su selección estuvo la de elegir plantas con suficiente densidad en la ciudad para poder ser recolectadas y destiladas localmente. Posteriormente, en un segundo cribado se seleccionó, al menos, una especie proveniente de cada uno de los continentes de las diferentes comunidades migrantes que habitan la zona. De esta forma el perfume no solo destila los terpenos que inundan las calles, sino también la memoria de uno de los barrios más diversos y cosmopolitas de la ciudad…
Sinergias
Como un reflejo sinestésico del jardín y del perfume, la joven compositora Desirée Martín compuso una polifonía que explora la multiplicidad de voces -humanas y no humanas- que conforman el periférico barrio de Tres Barrios-Amate. Para ello contó con la colaboración en el trabajo de campo de Antropoloops, Vibra-tó, Amigos del Parque Amate y Seo Birdlife, y con la dirección e interpretación de Carlos Cansino y Proyecto ele.
En un plano racional, la obra celebra los vínculos y asociaciones entre las distintas comunidades de personas, plantas y pájaros del barrio. En un plano sensorial, la obra invoca otros estados, otros modos de ser… reconociendo en su balbuceo un ensamblaje heteróclito de lenguajes misteriosamente sintonizados.
La ciudad escasa
Contemplar la ciudad como un arca potencial (de abundancia) requiere de un compromiso situado con las otras presencias que nos rodean. Esto significa no cerrarse a un plan, a una imagen o a un propósito concreto, sino abrirse a nuevas alianzas creativas con lo existente. Cartografiar, celebrar y polinizar la ciudad como una Terra exuberantis es nuestro deseo… y para ello, esta ciudad es suficiente.
Referencias y notas:
(1) Jardines en el aire es un proyecto del programa Luces de Barrio, promovido por el ICAS (Ayuntamiento de Sevilla), comisariado por Nomad Garden, producido por El Mandaito, relatado por Surnames y creado junto a multitud de comunidades, artistas, científicos… https://jardinesenelaire.gardenatlas.net
Créditos imagen cabecera:
Jardines en el aire. Tres Barrios Amate. Nomad Garden (2020) Sevilla