12 Ene LA CIUDAD ESCASA DESDE LA MIRADA DE LOS EXCLUIDOS
La pérdida de capital social durante la pandemia ha tenido unos efectos demoledores en las personas desfavorecidas de las ciudades. La desigualdad, el mayor problema urbano, está relacionada con el capital social. Los ciudadanos excluidos o en riesgo de exclusión se han quedado sin la posibilidad de ampliar los contactos que necesitan para poder acceder en igualdad de oportunidades a los recursos escasos que posibilitan la oportunidad de conseguir sacar adelante un proyecto de vida autónoma en su ciudad.
El capital social está unido umbilicalmente al empleo. El peso de los contactos en la inserción laboral de los jóvenes ha aumentado en la última década y se ha convertido en una característica estructural del mercado de trabajo: el uso de contactos para acceder al empleo tiene un peso importante tanto en la economía formal como la informal, tanto en los puestos de alta cualificación como los de baja.
La inclusividad de las ciudades y su capacidad para reducir las desigualdades entre sus habitantes sería uno de los indicadores necesarios para considerar una ciudad ideal entre aquellos que defienden un modelo de ciudad donde, por el ejemplo, el espacio público no esté en manos de intereses privados. Por otro lado, desde una óptica liberal, se podría considerar como ejemplar una ciudad independientemente del nivel de su desigualdad social, reduciendo sus indicadores de ejemplaridad al potencial para atraer inversiones, al desarrollo económico y a la creación de empleo.
Existe una tensión en el debate teórico sobre el desarrollo de las ciudades donde se contraponen, de forma un poco simplista, dos modelos como respuesta a la gran crisis económica. Uno bebería de la tradición liberal, según la cual todos los habitantes de una ciudad podrían a través de su mérito y capacidad desarrollar su proyecto vital siempre que se garantizara, protegiera e impulsara el desarrollo económico y la creación de empleo a través de la iniciativa privada. En el otro lado, bebiendo de fuentes republicanas, de lo que se trataría es de corregir las desigualdades que impiden que exista una verdadera igualdad de oportunidades, a través de la educación, la salud y la vivienda y la intervención en el espacio público.
Ninguno de los dos modelos suele incorporar la propia visión de los ciudadanos que sufren en su piel los malos resultados de una ciudad en los indicadores que miden la desigualdad y la pobreza. Los ciudadanos pobres y excluidos están cuantificados, están tipificados por su situación, pero generalmente su voz no entra ni en el diseño de la ciudad ni en el debate sobre la ciudad ideal. Los debates sobre distintos modelos de ciudad no acostumbran a incorporar el punto de vista de los ciudadanos y mucho menos el de los ciudadanos que están en peores condiciones económicas y sociales para que su voz entre en la agenda pública urbana.
¿Qué modelo de ciudad prefieren los ciudadanos más desfavorecidos?
Existe un arraigado consenso sobre el carácter multidimensional de la exclusión social, aunque no existe una medición estándar universalmente utilizada. Desde un inicio se ha llamado la atención sobre su carácter multidimensional, es decir, que las privaciones afectaban a varios planos del individuo. No existe un consenso sobre el peso que cada una de las carencias tiene en el proceso de exclusión social, pero la mayoría de los estudios coinciden en señalar como condiciones mínimas para clasificar a una persona como excluida: la ausencia de recursos financieros y capital social, por una parte, y la presencia de obstáculos importantes para poder recuperarse de esa ausencia.
Para comprobar cuál es el modelo de ciudad que tienen los ciudadanos que hemos clasificado en riesgo de pobreza y/o exclusion he utilizado los datos del Flah Eurobarometer 419, Quality of Life in European Cities, implementado en 2019 en 79 ciudades europeas de 28 países. En este estudio se hicieron 40.798 entrevistas y están incluidas todas las capitales europeas. Una forma de ver modelos ideales compuestos por varios indicadores es medir la importancia relativa de sus diferentes componentes. Cuando se pregunta a los ciudadanos por la relevancia que tiene para ellos una serie de dimensiones relacionadas con lo que sería su ideal de ciudad, no les dan a todas el mismo valor. Por ejemplo, los ciudadanos que se encuentran en situación de riesgo de exclusión o de pobreza dejan fuera de sus preocupaciones más relevantes a los indicadores relacionados con el modelo de ciudad verde. (Ver gráfico 1)
Gráfico 1 Principales preocupaciones de los ciudadanos más desfavorecidos
Fuente: Flah Eurobarometer 419, Quality of Life in European Cities (2019)
En el gráfico 2 se puede ver que las principales preocupaciones de los ciudadanos en riesgo de pobreza y/o exclusión sobre lo que consideran más importante para su ciudad coinciden en la mayoría de los indicadores con los del resto de los ciudadanos. Los ciudadanos que se encuentran en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión priorizan por encima de todo el acceso a un empleo. Sería lo que valorarían más en una ciudad y el factor que tiene más peso dentro de su modelo ideal de ciudad. Existen diferencias significativas con el grupo de ciudadanos que podemos llamar incluidos, que consideran más importantes aspectos relacionados con el ejercicio de los derechos sociales como el fácil acceso a servicios sanitarios.
Gráfico 2 Los problemas urbanos para la ciudadanía incluida y la excluida.
Fuente: Flah Eurobarometer 419, Quality of Life in European Cities (2019)
Es muy relevante ver que su orden de prioridades coincide con la de los ciudadanos incluidos y que no consideran más importantes todos los aspectos relacionados con la garantía de los derechos sociales, ya sea educación, salud, vivienda o servicios sociales. A pesar de estar en unas condiciones en las que tendrían más dificultades para acceder por su cuenta a esos servicios básicos, no consideran con más intensidad que el resto de ciudadanos su relevancia dentro de su modelo ideal de ciudad. De hecho consideran más importante la seguridad, que los problemas relacionados con la vivienda y los servicios sociales.
La satisfacción con su ciudad de los ciudadanos en situación de riesgo de exclusión y/o pobreza
Hay gran variedad de estudios que tratan de medir la satisfacción en las ciudades. Desde la calidad de vida en las ciudades relacionada con el diseño urbano, a la lealtad hacia la ciudad donde uno tiene sus raíces. El nivel de satisfacción urbana también depende de la actitud positiva y de confianza hacia sus vecinos. Desde otro punto de vista, la disponibilidad de trabajo sería el factor determinante de una satisfacción urbana relacionada cono la especialización económica de las ciudades en la línea de los defensores teóricos de un modelo liberal de ciudad.
También existen estudios que han intentado integrar todos los posibles factores en una misma explicación para ver cuál tiene más relevancia para explicar la satisfacción con la ciudad. En este sentido el trabajo de Weziak-Bialowolska podría ser el más ambicioso al intentar dar primera vez un sentido a los factores determinantes de la satisfacción con la ciudad integrando en su modelo explicativo tanto las características físicas de la ciudad, como su nivel de seguridad y el de lealtad. Los datos presentados en este estudio concluyen que lo que más influye en la satisfacción de los ciudadanos está relacionado con la seguridad y la situación financiera. Y llega a la conclusión de que los servicios públicos como la salud, la educación no tienen tanta influencia en la satisfacción. Los factores sociales, relacionados con el capital social y las redes personales, sí que tendrían una influencia en la satisfacción con la ciudad. Precisamente los factores que más ayudan a la entrada o mejora en el mundo laboral.
Aunque hay una gran variedad entre los niveles de insatisfacción de los ciudadanos europeos dependiendo de la ciudad en la que vivan, la variable explicativa que tiene más relación con el sentirse cómodo en la ciudad es el empleo y después la seguridad en la mayoría de las urbes.
Gráfico 3 Satisfacción con la ciudad y distintos indicadores. Diferencias entre ciudadanos en riesgo de exclusión social y/o pobreza y el resto
Fuente: Flah Eurobarometer 419, Quality of Life in European Cities (2019)
Reflexión final
En este texto se presentan datos que permiten incorporar el punto de vista de los ciudadanos más desfavorecidos de las ciudades europeas al debate sobre los distintos modelos de ciudad que están en confrontación y su valoración de los indicadores que sienten más relevantes para sus vidas. La escasez de empleo es la que hace más insoportable la vida en una ciudad. El modelo liberal que hace competir a las ciudades trabajando su atractivo fiscal y adaptando el marco legal a las necesidades de la iniciativa empresarial privada no se ha visto afectado por el impacto de la crisis económica y el deterioro de las condiciones laborales. A pesar del surgimiento de una nueva clase social, el precariado, que aporta como novedad la existencia de trabajadores pobres, los más desfavorecidos siguen confiando en el empleo como el principal servicio que tiene que ofrecer una ciudad para sacarte de una situación de riesgo de pobreza y/o exclusión. La regeneración del capital social que necesitan todas las ciudades afectadas por la pérdida de las relaciones sociales provocada por la pandemia no se tiene que argumentar solo en claves solidarias, cooperativas o de inclusividad. Es necesario colocar en primer plano su importancia para corregir las desigualdades urbanas por su influencia en el acceso al mercado laboral de las personas excluidas y que sufren más la escasez de espacios sociales en las ciudades. El relato de reestructuración del espacio público no puede olvidarse de su función productiva sino quiere alejarse de las necesidades de los más desfavorecidos.
Créditos imagen cabecera:
Airí Ferrer, Shangai (2019)